Reducción de la intolerancia a ingredientes y nutrientes
Dentro de las reacciones adversas al alimento, encontramos las alergias alimentarias. Estas son la tercera causa más común responsables de dermatopatías alérgicas y es posible su combinación con otras alergias. Dado que es una reacción inmune ante algún ingrediente de la dieta y que a lo largo de la vida del paciente existe exposición a gran variedad de alimentos que pueden desencadenar esta respuesta exacerbada del sistema inmune, que el tiempo de exposición es un factor coadyuvante junto con cierta predisposición genética, el manejo nutricional de esta patología es claro. Se centra en la limitación y selección del numero de fuentes de hidratos de carbono y proteínas con el fin de no desencadenar sensibilidades alimentarias que involucran al sistema inmune. Además es recomendable el uso de ácidos grasos Omega-3 e ingredientes funcionales que prevengan, limiten o eliminen la respuesta inflamatoria.
Las vías habituales son la hidrólisis de proteínas habituales o bien la sustitución por proteínas seleccionadas y no habituales en la dieta con el fin de no disparar respuesta adversa alguna por parte del sistema inmune. El mismo procedimiento se aplica a las fuentes de hidratos de carbono. En este aspecto, optamos por una proteína novedosa como es el pescado blanco sometido además a un proceso de hidrolización que nos permite bajar su ya de por si reducido peso molecular. De este modo obtenemos un eficaz manejo de las patologías asociadas a las hipersensibilidades alimentarias, potenciando además, a través del uso de los ácidos grasos Omega-3 y Omega-6, una mejor gestión de la sintomatología mayoritaria, que es de naturaleza dermatológica, siendo esta predominante sobre las gastrointestinales, respiratorias y neurológicas.
Como refuerzo claro en el tratamiento de esta hipersensibilidad, el uso de probióticos está especialmente recomendado ya que igual que la suplementación de fibra, prebióticos y Omega-3 pueden mejorar la tolerancia inmunitaria, los probióticos son inmunomoduladores, contribuyen a mantener la mucosa y barrera intestinal lo que evita la perdida de esta tolerancia. También es importante la interacción de ciertas cepas con nutrientes ya que pueden degradar proteínas a moléculas más pequeñas (péptidos) lo que modifica su inmunogenicidad.